En la penumbra de la noche, mi mente divaga,
pensando en nuestra vieja amistad que ya no embarga.
Recuerdos de risas, de momentos sin igual,
ahora se desvanecen, como un antiguo cristal.
En la penumbra de la noche, cuando todo calla,
recuerdo nuestros lazos, que el tiempo no ampara.
Risas, lágrimas, secretos compartidos,
decisiones tomadas, corazones unidos.
Hubo días radiantes y noches de tormenta,
sueños compartidos, en cada palabra llena.
Pero la vida nos distanció, nos llevó por senderos distintos,
y el vacío que dejaste es ahora un eco en mi instinto.
Quisiera alzar mi voz y decirte "Hola, ¿cómo estás?",
pero las palabras se atascan, en mi garganta, en un mar de sal.
¿Recuerdas nuestra complicidad, nuestra risa compartida?
A veces me pregunto si en tus recuerdos aún abro una herida.
Recuerdos que se aferran como espinas en el mar,
en mi alma, guardados como joyas en un altar.
Aunque la distancia nos separe y el silencio nos rodee,
nunca olvidaré los momentos, en esta vida y en la que concede.
Por ahora, en la penumbra de la noche, en mi mente divagante,
sé que siempre serás parte de mí, en este viaje constante.
Y aunque no pueda levantar el teléfono y decirte "Hola, ¿cómo estás?",
siempre estarás en mi corazón, en este eterno vaivén de amistad.
junio 1, 2024